21/4/10

La canción de Saraha



Foto: Serigrafia "La arquera" Magnifico Grabado de Gonzalo Mariategui
http://sietejeringas.blogspot.com/2009/11/diez-grabados-artisticos-de-gonzalo.html


Una arquera es una mujer que mira al centro. Sobre esta reflexión he descubierto la canción de Saraha.

Está relacionado con las experiencias de Osho y sus reflexiones sobre el disfrute y la alegria porque además de  la quietud que nos da la meditación, mi naturaleza siempre me dice, gira, salta, danza, danza….y no sé porqué.

"El que hace reir a los demás merece el Paraiso" (Lo dijo Mahoma !!!!)


Es por este motivo que estoy ahora recopilando información sobre un maestro llamado Saraha, que nació dos siglos después de Buda y sus ramas forman parte del mismo árbol donde beben las enseñanzas de Jesús, Krishna, Mahoma y muchos otros.

Os pongo un poco su historia:

Saraha nació en una familia de bramanes en Bengala cuando el budismo fue firmemente apoyado por el Tribunal de la región. Saraha se convirtió en un monje budista y un destacado erudito. Sin embargo, fue “expulsado” de su orden ya que dejó todas sus enseñanzas para vaciarse y llenarse respectivamente, esta vez cantando, danzando y disfrutando de otros placeres.

Llevó la vida de casi un vagabundo, un solitario caminante espiritual. Se convirtió en el discípulo de un maestro budista de Tantra y prácticas de Kundalini.

Finalmente Saraha conoció a una arquera. Ella era de la casta baja , una intocable. Vio su energía atentamente trabajando el arco y cada flecha, su mirada constante y no errante ni a la izquierda ni a la derecha. Ella estaba en el centro. Saraha vio estas acciones simbólicas de la conciencia no dual. Esta mujer compartía aspiraciones espirituales similares, y los dos se casaron. La pareja viajó a lugares sagrados y cementerios (considerados buenos lugares para la meditación y hacer frente a la realidad de la muerte en la tradición tántrica).

Fue muy criticado y corrieron muy feos rumores sobre él. Pero él continuo cantando y danzando. Ya no era serio. El juego entró en su ser y se volvió tan contagioso que la gente venía a verlo sólo para sentir su éxtasis.

El nombre Saraha, de hecho, se refiere a la realización de flechas ( puede ser traducido como "uno que tiene como objetivo a través del corazón de la dualidad").

Sin embargo, como un monje "caído", Saraha fue denunciado ante la corte real. En su defensa, Saraha recitaba una serie de canciones de realización espontánea. Estas canciones se hicieron famosas a lo largo de Bengala, y fue ampliamente aclamado a ser un sabio legítimo. Saraha comenzó el linaje de budistas que llevó a Naropa, Marpa y Milarepa.

Esta son unos versos de la canción:

Apuntando al uno


CANCIÓN REAL DE SARAHA

Me inclino ante el noble Manjusri,
Me inclino ante el que ha
Conquistado lo finito.

Igual que el agua mansa azotada por el viento
Se convierte en olas y remolinos,
Así piensa de Saraha el rey
De muchas maneras, aunque sólo sea un hombre.

Para un tonto bizco,
Una lámpara es como dos,
Cuando lo visto y el que ve no son dos,
¡Ah! la mente trabaja
sobre el objeto de ambos.

Aunque las lámparas de la casa
Se hayan encendido,
El ciego vive en la oscuridad.
Aunque la espontaneidad
Esta cerca y lo abarca todo,
Para los ilusos permanece
Siempre lejana.

Aunque pueda haber muchos ríos,
En el mar son uno.
Aunque pueda haber muchas mentiras,
Una verdad las conquistará todas.

Cuando un sol aparece,
La oscuridad, por profunda que sea,
Desaparece.


Foto: Membrillero (Antonio López)


Su visión es radical, revolucionaria y rebelde. Fijaros uno de los temas sobre la dualidad que trata en sus enseñanzas y que más me llama la atención:


“… entre el diablo y Dios no hay una distancia insalvable: el diablo lleva a Dios en lo más profundo de su corazón.

Una vez que el corazón empieza a funcionar el diablo se convierte en Dios.

Esta es la razón por la que la misma raíz de la palabra diablo significa lo mismo que divino. La palabra diablo viene de divino; es lo divino que todavía no ha evolucionado, eso es todo.

No es que el diablo esté en contra de lo divino; no es que el diablo esté tratando de destruir lo divino: de hecho el diablo está tratando de encontrar lo divino.

El diablo está en el camino hacia lo divino; no es el enemigo, es la semilla.

Lo divino es el árbol en pleno florecimiento y el diablo es la semilla.

La semilla no está en contra del árbol.

De hecho el árbol no puede existir sin la semilla.

El árbol no está en contra de la semilla: son participes de una tremenda amistad: están JUNTOS.

El veneno y el néctar son dos fases de la misma energía, lo mismo pasa con la VIDA Y LA MUERTE, y con todas las cosas: DIA Y NOCHE, AMOR Y ODIO, SEXO Y SUPERCONSCIENCIA…”

(extraido del libro : Osho, la experiencia tántrica)

Es como decir, no condenes el lodo porque debajo de él está escondida la flor de loto.

En fin, espero que me permitáis compartir ésto con vosotr@s por si a veces os habeis sentido como un pequeño diablo divino. Yo sí....

12/4/10

Va por ti, Mario.

En casa no se podía pronunciar el nombre de “Mario” de ninguna de las maneras.



Recuerdo que a los 7 años cuando todas las niñas tenían su “Nenuco” particular mi padre montó el cólera cuando me oyó decirle “ahora vamos a bañarte, Mario….”.


También los ojos se le salían de sus órbitas cuando se enteró que el tutor de 8º de EGB se llamaba Mario, muy guapo por cierto, con un aire a lo Bruce Lee que me volvía loca y encima poeta.


Vecinos que durante los veinte años que vivimos en la misma barriada se llamaban así y eso era suficiente para retirarles el saludo.


El misterio.


Mi madre sólo acertaba a bajar la cabeza y decir: - es que a tu padre no le gusta este nombre….!!






Hasta los 30 años no conocí a mi padrino. Se llamaba Mario. Viví todos esos años con una pena muy grande porque pensaba que no tenía uno como los otros niños, no tenía buenos regalos al llegar mi cumpleaños, ni pastel el Día de la Mona, el que te traen los padrinos aquí en Catalunya, en fin… que disgusto no tener un padrino que se hiciera cargo de una servidora si mis padres faltaban. Eso en los 70 marcaba mucho a una pequeña hija de emigrantes, ni familia cerca ni padrinos.






Cuando murió mi padre por el año 95 se sucedieron un montón de viajes por parte de mi señora madre a la ciudad donde nací. Antes de eso sólo podíamos permitirnos un viaje al año, que era realizado indiscutiblemente por el cabeza de familia para ir a la Semana Santa de su pueblo y al que – quisiera o no- tenía que acompañarle yo, yo era la única que iba con él y con el séquito de pueblerinos rancios. Los viajes en autocar hasta llegar al pueblo eran horrorrosos con 4 erres.






Bien, en uno de los retornos de mi  madre, me confesó que había visto a mi madrina, otra señora a la que no había conocido nunca, que era la mujer de mi padrino (¡!), encima eran una pareja que tenían mucho dinero, que no habían tenido hijos, que hasta el año y medio habían estado loquitos conmigo, que no me faltaba de nada con ellos, me compraban los mejores modelitos de ropa de la barriada andaluza, si me ponía enferma me llevaban al médico de pago, ni oir hablar de “la iguala” , me llevaban a la Feria subida a su caballo, trasnochaban en los bares donde se fumaba, se bebía y se cantaba flamenco, con su niñita encima de las piernas, palmeando como una más. Y mientras la otra familia, ….trabajando y cuidando del resto de los hijos.


Ese recuerdo me vino como de golpe, tenía cuatro padres en vez de dos, la niña más querida y protegida. Hasta que una noche se acabó. Eso no me lo contó mi madre, sólo contó que la pareja de padrinos me trajeron muy tarde una noche y encima se envalentonaron sin excursarse con el retraso. Mi padre cortó la amistad y ya semanas más tarde nos vinimos para Barcelona.


Así pues se despejó una incógnita pero quedaron más. Me quedó saber si el verdadero motivo de la marcha de mis padres dejando su casita baja encalada fue por mi culpa, o más bien culpa de mis rizos de oro. Me quedó saber si realmente......,eso. Me quedó saber… El caso es que pasé toda la vida, no sin padrinos, sinó sin respuestas que es peor, los malditos silencios de la época posterior a la muerte de Franco eran todos sospechosos.


Y así hasta los 30. Un día, muerto mi padre, vinieron los padrinos a Barcelona, los iba a conocer por primera vez desde que tenía uso de razón. Los días previos al encuentro imaginaba una pareja tipo actores de cine, ella como Ava Gadner o Grace Kelly, y él como….cualquier galán me valía, tipo George Clonney actual. Más que un reencuentro me imaginaba un flechazo, mi madre me había contado tantas cosas bonitas que el momento tenía que estar tocado de una magia especial, un ambiente glamuroso y mucho, mucho cariño. Incluso, para qué negarlo, pensaba en una herencia, en una merecida ayudita que me vendría bien después de los sinsabores que me dio la vida.


Y así fue, como el sueño hizo plof. A veces los misterios y los secretos están mejor guardados, recubiertos de una capita de polvo de estrellas que los hace infinitos y mágicos.


El encuentro fue burdo, abstracto, desfasado, no sentí nada, sólo vi dos ancianos, prepotentes incluso diría yo, ella vasta, un poco hortera, con los labios pintados de rojo y el pelo negro azabache, sin hacer las paces con sus arrugas, brillos y brillos… brillos baratos, gestos de verdulera, sin un abrazo de madre para mi. Él, piel morena, curtido, voz grave, pelo canoso pero amarilleando, un reloj de oro y ojos vidriosos, la mirada….lasciva y el aliento, alcohol puro. Sin un abrazo de padre para mi.


Pero bien sabe Dios, que me sigue gustando este nombre: Mario.










Nota: texto escrito de corrido, a raíz de tu entrada Mario. Encantada de conocerte y espero que tu estancia no sea tan breve como la de mi padrino.