Una ventana con vistas al mar

CONVERTIRSE EN ALGO, NO EN ALGUIEN



Siempre me ha encantado esta imagen, no por la danza en sí, que me gusta, que me encanta, que envidio llevar en las venas y que no llevo lo suficiente. Me emociono mirando las bailarinas porque parecen flores vistas desde el cielo. Pequeñas flores que salen por las rendijas de una zona montañosa.

Hubo un tiempo en que pensaba que al morir, podía convertirme en una piedra, preciosa eso sí, un rubí o una rosa de Francia. Luego pensé que mejor en una piedra natural, soñando que permanecía en una colina, expuesta al viento, al sol y la lluvia, y como podía sentir las marcas de sus efectos en la superfície, mi segunda piel. La visualización de la piedra y sus ranuras me hacía ver alguna hierba que entresalía por ella, crecía, se secaba y desaparecía. Luego fue una flor, la que nació del interior de la piedra.

Una piedra fabulosa, pensaba yo... que lujo!, por lo tiempos de los tiempos al aire libre, observando, que se yo? desde la misma Riviera Maya, o en el Junfrau en los Alpes Suizos,o en el Peñón de Calpe... por lo siglos de los siglos!




...Umm, bien pensando, cuanto tiempo en la misma posición. Punto negativo. Me vino a la cabeza otra contrariedad. Y si en vez de recibir la luz del sol, la lluvia o la arena, recibierá más piedras? Y si unos cuerpos muertos? Y si desechos, ladrillo sobre ladrillo, todo sobre mi, sin poder respirar. Y si fuera una piedra de un parking, o la primera piedra de algún nuevo edificio, de esas que se quedan en las entrañas del mismo o en la sala de máquinas.

No, no quiero ser piedra, quiero ser....flor.


DONDE ENTERRARME, DONDE QUEMARME Y TIRAR MIS CENIZAS

Segunda cuestión, todavía no sé dónde, no lo tengo elegido. Siempre he creido que era una garantía y mientrás no lo tuviera elegido no sucedería.

Así que este tema esperará. Tampoco quiero exotismos, cualquier colina con mar me vale.